(Sobre)-Viviendo en Chile. Día 8.
Viajar, avión, conocer, mirar, reconocer y encontrarte. Viajar es probablemente uno de esos gustos que siempre supe que tenía aún sin haberlo probado antes, suena ilógico pero, es y punto. A lo largo de casi un año viví una serie de acontecimientos grandes e indescriptibles pero que me atrevo hoy a comenzar a compartirles.
Como número uno y pequeña introducción puedo decirte que, un viaje te lo pueden contar muchas perspectivas distintas, puedes visualizarlo en fotografías de internet aún antes de estar ahí pero la verdad es que un viaje nunca es lo que crees que va a ser. Y no es que haya hecho muchos viajes en mi vida pero, los pocos nunca fueron como yo pensé. Así que no, está historia acerca de Santiago de Chile no es lo que están pensado y tampoco es lo que estoy escribiendo (y no me mal interpreten).
Un viajero siempre sabe que tiene que viajar, por obligación al alma (o a las alas). Probablemente el primer gran tropiezo que tuve fue armar una maleta que no excediera los 25 kgs. que no contuviera nada prohibido y lo suficiente para sobrevivir seis meses. Evidentemente fracasé, y siempre me creía la mejor armando maletas de viaje, ¡oh, gran decepción!
El problema número dos fue el avión, la escala en Panamá, sentirse perdida en un país (o en un aeropuerto), esperar y esperar, azafatas horrendas y groseras (¿quién les dio su licencia?), la falta de WiFi, etc, etc, etc. Pero la gran verdad es que nunca se sabe qué son los problemas hasta que se tienen problemas.
Al llegar a Chile pude darme cuenta que estaba ya de por sí muy lejos de México, y de mi familia, y amigos, gatos y perros, comida y bebidas favoritas y ¡DE TODO! en general. Aunque traía mi maleta pesando 24.2. Vamos a saltarnos ese primer día no hubo nada bueno: mi cuenta bancaria se vació super rápido, no entendía las calles y estaba perdida.
El segundo día mejoró bastante porque pude dormir en un cama cómoda, que ahora es mi cama por los próximos meses y pensándolo bien ya no es tan cómoda pero qué le vamos a hacer. Conocí también mi próximo hogar que para hacerles una idea de cómo es les puedo decir que tiene las dimensiones de una ratonera pero parece hotel (juzgue usted mismo). Y también conocí a la niña más comprensible que será mi roomie y la única que tiene acento lindo en todo Chile porque evidentemente es mexicana.
Ha pasado una semana de estar aquí y la verdad es que aún no le descubro lo bello ni lo interesante a Chile, las personas me preguntan cómo son los tacos y las enchiladas, sobre el narcotráfico, el picante y cosas bastante absurdas que considero irrelevantes por mi paso aquí. Pero en fin, espero que en algunas semanas más le pueda contar un tanto más de mi vida mejorando (o empeorando).
La vida es cuestión de perspectivas. Y los viajes también.
¡Suerte! (...la que voy a necesitar yo)
P.d. Conocí la televisión chilena, es lo más emocionante hasta el momento. Seguiremos reportando.
Buena vibra.
Aura. (:
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